Yesca es el material natural o artificial utilizado para expandir el fuego. La más conocida es la yesca natural, obtenida de la corteza seca de los árboles, hongos yesqueros, espadañas o juncos. También puede estar constituida por virutas de caña de bambú, pasto, tallos, hojas, frutos y piñas de pino secas. Una yesca artificial muy utilizada consiste en pequeños trozos de tela de algodón carbonizados.
Una forma natural de producir fuego es chocando una roca de pedernal contra otra de su tipo, o un eslabón de acero. Sin embargo, las chispas que sobresalen tienden a apagarse velozmente, por lo que requieren de una base para encender el fuego y propagarse. La yesca sirve como fuente principal de combustión, en la que las chispas se expanden.
En grandes cantidades es utilizada como hoguera, y en tamaños reducidos se emplea para «transportar» el fuego de un lugar a otro. Asimismo, la yesca es usada en actividades de supervivencia al aire libre. Los elementos se toman de la naturaleza verdes, se agrupan y se dejan secar durante semanas.
En ocasiones se machucan formando una especie de nido, que para el efecto debe estar bien seco. También pueden utilizarse recursos dispuestos en el medio ambiente, que se han secado previamente. Al natural o mezcladas con un poco de nitrato potásico, la yesca puede ser efectiva en la obtención y preservación del fuego por un tiempo determinado.
Yesca de corteza de árboles
La yesca se obtiene de – entre otras fuentes- la corteza interna de los árboles. Al cortar o rasgar los troncos secos se extrae parte de la corteza interna y se forman tiras o astillas pequeñas. Éstas harán de material inflamable.
Algunas especies vegetales son más fáciles de procesar que otras. La corteza del cedro puede rasgarse hasta con las manos, mientras que el álamo requiere de herramientas filosas. El interior del álamo se desintegra en hebras o pequeños trozos que sirven de yesca una vez secos. El tipo de árbol a utilizar dependerá de la zona o región, más el trabajo siempre será cortar, rasgar o raspar y dejar secar.
Hongos yesqueros
Hongos como el fomes fomentarius han sido aprovechados desde tiempos inmemoriales como yesca, para encender el fuego o llevarlo de un sitio a otro. Se conoce como hongo yesca, yesquero o pata de caballo, su forma es similar a la de un casco del animal. Su color va de gris claro a negro y por su naturaleza parásita crece adherido a la corteza de los árboles, generalmente enfermos.
El fomes fomentarius, del reino Fungi y la familia de los poliporos (Polyporaceae), es un hongo comestible y tiene además algunos usos medicinales. Pero su aplicación más común es como amadou o yesca, producida con la carne del hongo. El cuerpo en forma de casco o plato se sumerge en agua y se corta en tiras, se pisa con una roca y luego se separa en hebras.
La materia fibrosa ya seca es inflamable, pero si se desea encenderla con mayor rapidez basta con agregar un poco de pólvora. El hongo yesquero crece sobre abedules y hayas, aunque también puede hallársele en el roble, álamo, cerezo y arce, de acuerdo a la región o continente. Es común en Europa, África y al norte de América.
Yesca de espada o espadaña
De las espigas cilíndricas de la planta herbácea denominada espadaña o enea también se obtiene yesca. Al igual que sucede con la corteza de los árboles, la parte gruesa de las espigas, ubicada en el extremo superior, se rompe o rasga. Se emplea como yesca el centro de la estructura, indudablemente seca. Gran parte de los materiales vegetales -debidamente tratados- ayudan a crear fuego.
Yesca artificial
En excursiones o actividades de supervivencia aflora la necesidad de contar con fuentes de luz y calor. Éstas permiten además de la visibilidad y autodefensa, mantener la temperatura corporal y cocinar los alimentos requeridos. Cuando se desconocen o no se tienen a mano yescas naturales, otros tantos elementos ayudan a avivar el fuego.
La tela de algodón es uno de estos materiales valiosos. Pequeños trozos de tela puedan encenderse con facilidad y preservar el fuego. Más aún si son colocadas previamente en una botella o lata de metal y expuestas al fuego lento por unos minutos. La tela renegrida es una excelente yesca artificial. Igual el algodón humedecido en jalea de petróleo responde muy bien al estímulo del fuego.
La yesca no enciende por sí sola, debe ser prendida utilizando rocas como el pedernal o sílex, eslabones de acero, fósforos u otro tipo de encendedores. Su fuego debe ser además alentado hasta que se adueñe del material combustible. De allí la recomendación de romper o rasgar las cortezas para facilitar el recorrido y expansión de la candela.
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