¿Quién no se ha sentido maravillado por los intensos destellos violetas de una amatista? La amatista, por su forma y su particular color violeta, es un mineral muy codiciado en la joyería. Desde la antigüedad, el uso de la amatista como ornamento, fue un símbolo de riqueza y de prosperidad.
¿Qué es la amatista?
Podeos clasificarla como una variedad de cuarzo macrocristalina. Su hermoso color violeta es el por la presencia de cantidades importantes de óxido de hierro. Su fórmula química es: SiO2::Fe+3
Este mineral, de origen magmático, podemos encontrarlo en filones con fuerte presencia de óxidos de hierro, quienes le dan ese particular color violeta, que puede variar de un morado muy intenso hasta un violeta muy suave, conforme a las concentraciones de hierro que posea.
La amatista es un mineral sensible a los cambios de temperaturas. Cuando esta supera los 300° comienza a perder su color violeta, para cambiar a otras tonalidades:
A 450° la amatista se vuelve amarilla. A través del procedimiento de inducirle calor, se obtiene esta coloración amarillenta, que luego es comercializada como citrino – una variedad de cuarzo color ámbar – que es muy difícil encontrar en estado natural.
A 500° comienza a presentar un color anaranjado fuerte y suele llamársela amatista quemada.
A los 600° adquiere un color blanco lechoso, también muy particular.
Estos cambios en la coloración, producto de variaciones de temperatura, obedecen al cambio de valencia del hierro (fe).
¿Cómo y donde encontramos la amatista?
La amatista puede presentarse como crecimiento dentro de ágatas. El ágata no constituye un mineral en sí mismo, sino que es un conjunto de formaciones microcirtalinas de cuarzo. El ágata aparece en rocas volcánicas de gran tamaño, donde reconoceremos el ágata por aparecer en forma de bandas, de distintas tonalidades, opacas hasta translúcidas. Esto se corresponde con las distintas variedades de cuarzo (sílice).
Otra forma en la que puede presentarse la amatista, es como geodas. Las geodas son formaciones rocosas, con una cavidad interior, donde los minerales se han cristalizado, a lo largo de los años. Estos minerales ingresaron a las rocas disueltos en aguas subterráneas.
Los yacimientos más importantes de este mineral, se encuentran en Madagascar, Brasil, Uruguay y Zambia. Aunque también podemos encontrarla en los Urales, algunas regiones centro-europeas, Argentina y Estados Unidos.
Es común confundirla con otros minerales de similares aspectos como el berilio noble, la fluorita, el topacio y la turmalina. También se ha logrado fabricar una amatista sintética.
Para los amantes de las joyas
La amatista es la variedad de cuarzo más apreciada, fundamentalmente por sus aplicaciones en la joyería. Los cristales más perfectos de amatista son utilizados para la confección de joyas, utilizando el resto para piezas de decoración.
Desde la antigüedad, formó parte de las gemas más apreciadas, junto al rubí, zafiro, esmeraldas y diamantes. Los joyeros las han clasificado según la intensidad de sus colores, otorgándoles nombres muy particulares a cada uno de ellos: “Rosa de Francia” hace referencia a aquellas amatistas que poseen un color violeta suave. Mientras que las que presentan un violeta muy intenso, se las conoce con el nombre “Siberiana”. A veces aparece combinada con el citrino y se conoce a esta gema con el nombre ametrino o “Bolivianita”.
La amatista es muy utilizada, también, por los cultores de la “critaloterapia” – aquellos que les atribuyen propiedades curativas o sanadoras a ciertos cristales y minerales.
Historia y leyendas de la amatista.
El uso de la amatista, fundamentalmente en joyería, se remonta a miles de años atrás. Entre los tesoros arqueológicos, encontrados en el Antiguo Egipto, aparecen joyas engarzadas con este lujoso mineral, que adornaban las tumbas de los faraones. También aparece mencionada en el capítulo del Éxodo, del Antiguo Testamento.
En la antigua China, los emperadores utilizaban pulseras de amatista, como símbolo de protección.
Debemos su nombre a los antiguos griegos. Amatista proviene del término griego Amathystos, que significa “no embriagarse”. Los griegos consideraban que la amatista tenía propiedades para proteger de los efectos del vino, y esto tiene que ver con la leyenda que dice que el dios griego del vino y los desenfrenos, Dionisio, pretendía a una bella joven llamada Amathystos, pero como ella había jurado permanecer casta, desairó a Dionisio, que presa de la furia, atacó a la joven, pero en ese momento la diosa Artemisa, para protegerla, la convirtió en una roca blanca y cristalina. La tristeza se apoderó de Dionisio, ya consciente de su intento de maldad, y derramó lágrimas de vino sobre la blanca roca, dándole el hermoso color púrpura que hoy conocemos.
Como quiera que se la considere, la amatista ha estado presente en todas las culturas, desde que el hombre comenzó a caminar erguido. Su belleza y su increíble color han hecho de este cristal de cuarzo, uno de los minerales más apreciados, y en épocas pasadas, venerado por el hombre.
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