Muchos minerales son reconocidos por su alta resistencia al calor y capacidad de expansión. La cordierita destaca entre ellos, debido a que se trata de un tipo de cerámica refractaria compuesta de silicato de aluminio y magnesio. Se le dan distintos usos debido a su adaptabilidad a los cambios de temperatura.
La cordierita es empleada con frecuencia como cerámica estructural para accesorios que puedan ser llevados al horno. Su versión densa puede prensarse rápidamente para destinarse a la creación de productos técnicos. Mientras, su versión áspera muestra alta resistencia a choques térmicos, por lo que puede emplearse para ensayos de este tipo.
Este mineral se forma por metamorfismo térmico de sedimentos arcillosos, además puede aparecer en rocas ígneas. Literatura sobre la cordierita indica que también es apropiada en la fabricación de ladrillos refractarios y convertidores catalíticos. Asimismo, algunos cristales transparentes, especialmente aquellos de color azul o púrpura son apreciados en la joyería.
Antecedentes de la Cordierita
El mineral resistente al calor fue descubierto en 1812. Su nombre fue un reconocimiento a la labor del mineralogista, ingeniero y geólogo francés, Louis Cordier, quien realizó la primera descripción de la cordierita, a la cual llamó dichroïte inicialmente. Las piezas se hallaron en Cabo de Gata, España, aunque no fue admitido como un yacimiento adecuado.
Dichroïte o Dicroita se traduce del griego como “roca de dos colores” debido a que su polarización le permite cambiar de color bajo distintos ángulos de luz. En la historia vikinga se hace referencia a ella como una especie de brújula, que permitiría saber la ubicación del sol en días muy nublados.
Es conocida también como Iolita y Piedra de Musas, relacionado con las cualidades esotéricas que se le confieren. Asimismo, hay quienes la llaman Zafiro de Agua, aunque este nombre no se emplea mucho en la actualidad). La cordierita tiene importantes yacimientos en sitios como Madagascar, Sri Lanka, Brasil y Estados Unidos. También se halla en grandes cantidades en India, Namibia, Australia, Canadá y Tanzania.
Variedades
Existe un determinado uso de la cordierita como gema, en este sentido se le suele llamar por el citado Iolita, que se traduce del griego como “color lila”. Sin embargo, este mineral puede tener otros matices como: azul zafiro, gris amarillento, incluso azul cielo.
En algunas ocasiones, se hace pasar por un zafiro con un precio más económico, que el real. Asimismo, aquellos ejemplares que son completamente transparentes, guardando similitud con los cuarzos, son altamente demandados entre coleccionistas.
La dureza de este material alcanza un nada despreciable 7.7 en la escala de Mohs, por lo que se considera de fuerza media. No obstante, se recomienda evitar golpes que produzcan raspaduras. Es posible encontrar algunos cristales independientes con forma pseudohexagonal, pero también como pequeños grupos.
Propiedades curativas de la cordierita
Varias culturas consideran que la cordierita es ideal para ayudar al organismo a eliminar toxinas, incluso exceso de grasa, por lo que es recomendada para personas en regímenes de reducción de peso. De igual forma, es un coadyuvante en la curación de ciertas enfermedades, tal es el caso de la malaria o la fiebre. Se requiere tenerle cerca durante el proceso en todo momento.
En ciertos casos extremos, se sugiere para el tratamiento de adicciones, regeneración del hígado, regulación de la presión arterial, tratamiento para la hinchazón estomacal, vómitos, acidez y cualquier otra situación relacionada con los intestinos. Si el paciente tiene dolor de garganta o sinusitis frecuentemente, también resultará beneficiado.
Para casos específicos, la cordierita puede servir para tratar migrañas, dolores de cabeza y cefaleas oculares, pues es un analgésico efectivo. Por otro lado, reduce las venas con várices, ampollas y demás erupciones en la piel.
Cualidades espirituales
Se dice que la cordierita es una herramienta eficiente para la meditación, permitiendo calmar la mente y las emociones. Sin duda, funciona muy bien para la curación espiritual, que despeja procesos del pensamiento fortaleciendo la intuición. Esto, en particular, nos ayuda a entender por qué las cosas suceden o la razón del comportamiento de una persona.
En otros casos, contar con una piedra de cordierita influye en la sensación de seguridad, haciendo que su portador se sienta más fuerte ante los desafíos que aparezcan en el camino. Asimismo, mejora la perspicacia, haciendo que sea mucho más sencillo definir ideas y cómo comunicarlas.
La cordierita estimula la memoria. Hace que la creatividad aflore, despierta la curiosidad y permite satisfacer las ansias de conocimiento. Sin duda, se trata de una piedra indicada para proyectar la luz de nuestro interior. Adicionalmente, sirve como protección ante el contagio de enfermedades.
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