La anatasa es uno de los cinco elementos conocidos que provienen del Dióxido de Titanio (TiO2). Es utilizado especialmente en la industria de los materiales cerámicos, como pigmento o catalizador. Se le llama también Wiserina u octaedrita, debido a su forma octaédrica y cristalina. Su nombre proviene del vocablo griego “anatasis”, el cual hace referencia a algo elongado, alargado o estirado. Características muy comunes en este tipo de roca.
En comparación a sus minerales “hermanos”, el rutilo y la brookita, la anatasa tiene una densidad inferior, aunque es muy resistente a los ácidos. Fue el mineralogista francés, René Just Haüy, quien describió por primera vez a este mineral en Francia, durante el año 1801, pero fue descubierta a finales del siglo XVIII por el naturalista, Jean Godefroy.
Características de la Anatasa
Además de presentarse en forma de cristales octaédricos alargados, lo cual inspiró su nombre, la anatasa también muestra ciertos escalonamientos o estrías en sus distintas caras, que se ven claras o blancuzcas amarillentas. Estas líneas van en forma perpendicular al eje superior del octaedro, haciendo que el cristal luzca una tonalidad oscura. Por lo general, es dura, pesada, pero frágil.
Estas características no impiden que en otras circunstancias muestre caras con colores mucho más vibrantes. En algunos casos tabulares, incluso prismáticos, aunque estos son mucho menos frecuentes. Algunas tonalidades van desde el pardo y amarillo, hasta el añil, verde o negro azulado. Mientras, su brillo es adamantino o metálico.
Debido a que la anatasa es un mineral de reducidas dimensiones, solo puede apreciarse a través del uso del microscopio o lupa. No obstante, esta limitación no le hace menos interesante, pues sus brillantes colores, la variabilidad de su transparencia y sus distintas caras la hacen muy llamativa. Tiene una dureza de 5,5 en la Escala de Mohs.
Yacimientos conocidos
La anatasa es un mineral que abunda en la naturaleza. Suele estar ubicado en filones alpinos, junto a rocas ígneas y metamórficas. Asimismo, puede estar incrustado en depósitos aluviales, en los que también se encuentran cuarzos, cloritas, albitas o feldespatos. Aunque resulta del Dióxido de Titanio, este no puede usarse como fuente de titanio.
Francia, Noruega, Suiza, Italia, Gales y Rusia con algunas de las localidades de donde es posible extraer anatasa, pero se encuentra bastante diseminada. Recientemente, se le ha visto en algunos sitios de España, específicamente en Almería, Madrid y Austria, sitio del que se pueden extraer ejemplares de gran tamaño.
En Estados Unidos también hay diversos yacimientos de Anatasa, sobre todo en el estado de Nevada, donde se encuentra el mayor depósito de oro. De igual forma, en Perú, México, Chile y Argentina. En Brasil, justo en Minas Gerais, existe gran cantidad de este mineral.
Propiedades y aplicaciones de la anatasa
Es posible obtener cristales de anatasa desde un laboratorio, empleando mecanismos sol – gel. Un ejemplo de esta actividad es la hidrólisis controlada de tetracloruro de titanio. Del tipo sintéticas, estas anatasas pueden ser empleadas en la fotocatálisis.
De hecho, cuando la anatasa es sumergida en el agua y expuesta a la luz absorbe fotones que incitan la actividad de electrones, los cuales a su vez separan las partículas de agua en oxígeno e hidrógeno. Esta propiedad permite que este cristal tenga muchas aplicaciones, por ejemplo, en la desinfección del agua.
Relacionado con el punto anterior, se puede utilizar este mineral en la limpieza de derrames petroleros o en la fabricación de células solares. Esto se debe a que se usa en celdas solares Graetzel, para la energía fotovoltaica. También como componente activo de catalizadores de centrales térmicas.
Es posible hallar Anatasa en la composición del papel, tinta, plástico, revestimientos, pinturas y esmaltes sintéticos. Añade blancura, poder de teñido, estabilidad química, resistencia al calor e intemperie y poca toxicidad a la mezcla. Los ejemplares con mayor cristalización, son los más atractivos para coleccionistas de minerales.
Variedades
Se estima que la anatasa contiene un 40% de dióxido de titanio en su fórmula, especialmente la que proviene de Brasil, por lo que se considera un mineral secundario, es decir, proviene del material. Hasta la fecha, el tipo más conocido es la Estrueverita, que contiene Niobio y Tántalo. En algunos casos se asocia a la adularia, titanita y adularia.
Entre los distintos subproductos del dióxido de titanio, la anatasa sigue siendo considerada la más difícil de encontrar. Se le clasifica como altamente fotocatalítica y es el centro del sistema de recubrimientos realizado con el material madre. Entre las principales impurezas que puede tener en su estructura resaltan el hierro, vanadio y estaño.
La anatasa puede presentar dos hábitos cristalinos. El primero se trata de dos pirámides simples, juntas. Mientras que el segundo tipo, menos frecuente, junta numerosas pirámides, planas a la vista.
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